El ministro del Poder Popular para la Cultura, Arqº Francisco Sesto, escribe estas reflexiones sobre el término sociocultural, tan usado por muchos de nosotros.
Insertamos el texto para el análisis y las reflexiones correspondientes...
Una buena amiga mía tiene una especie de disociación en cuanto a lo que se refiere al pepino. No puede oír hablar del pepino, ni olerlo, ni mucho menos verlo en el plato, en medio de una ensalada, sin que de inmediato se ponga en alerta y llame al orden constitucional.
A mí me pasa algo parecido con la palabra “sociocultural”.
No sé quién inventó esa palabra ni para qué la puso a circular. Seguramente lo hizo de buena fe, como quien inventó el pepino. Estoy convencido de que con ella quiso darle significado a algo que no lo tenía. Pero no acierto a descifrar cuál es ese significado.
¿Sociocultural? ¿Por qué?
¿Será que hay una cultura que no es social, que no tiene que ver con procesos colectivos?
Me pregunto: ¿por qué hay que calificar o adjetivar a la cultura y menos en época revolucionaria? ¿No se supone que el pueblo es la cultura? Y si es así, tal como lo sostenemos ¿no es suficiente, entonces, con la palabra cultura para designar a la cultura y con la palabra cultural para designar a lo cultural?
¿De dónde viene esa manía de enredar el lenguaje?
Si lo que queremos es diferenciar esta cultura, la nuestra, la integral, la integradora, la del pueblo que somos, la que reúne múltiples culturas en su seno, si lo que queremos es diferenciarla, digo, de la cultura exquisita de las élites, entonces diferenciemos la de ellos. La nuestra es la cultura. La de ellos es… bueno, vamos a inventarle un nombre. Dibujémosle un adjetivo al lado, como quien le dibuja un bigote cómico a la fotografía de un personaje.
De modo que ya lo saben. Les pido a mis amigos y camaradas que no nombren en mi presencia la palabra “sociocultural” porque de pronto entro en efervescencia galopante.
No importa si esa palabra la inventó Paulo Freire, Sartre o el propio Carlos Marx. No me den argumentos de autoridades.
Pues si la razón no me acompaña, si otros son los que la tienen, entonces tendremos que crear el Ministerio del Poder Popular para la Sociocultura.

