viernes, 21 de marzo de 2008

Una oferta indeclinable

Del Ministro Francisco Sesto para todas las instituciones y comunidades:
Quiero dirigirme hoy, a través de esta columna semanal, a todas las instituciones públicas o privadas, así como a las comunidades organizadas con alguna instancia de personalidad jurídica, a las que les pueda parecer interesante colocar en sus espacios una librería de alta calidad y precios populares, subsidiados por el Estado, para que consideren la posibilidad de hacer un acuerdo con la Fundación Librerías del Sur, dependiente del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
En la actualidad ya hay 53 Librerías del Sur, con presencia en todos los estados de la República. Hasta aquí, en términos generales el ministerio ha buscado los locales, los ha adquirido o conseguido en alquiler, ha equipado cada librería, ha contratado el personal y mantiene su actividad.
Pero en Venezuela se necesitan cientos de librerías de este tipo. En realidad, no debiera haber ninguna población de más de diez mil habitantes, por decir una cifra referencial, que no tuviera una Librería del Sur. No debiera haber una universidad o una concentración humana de importancia, un hospital, una industria básica, que no tuvieran una pequeña librería. Sostenemos la idea de que se precisan cientos, miles de Librerías del Sur en todo el territorio, para atender y apoyar la autotransformación espiritual de nuestro pueblo, procurando la contribución de cada uno a la batalla de ideas, y buscando ser más cultos para ser más libres.
Por razones obvias, el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, no está en capacidad de alcanzar con su propio presupuesto ordinario la puesta en marcha de tantas Librerías del Sur como se necesitan.
En razón de esto, buscamos un convenio con las distintas instituciones y comunidades organizadas que quieran participar en esta gran aventura del espíritu.
¿En qué consistiría?
La institución o comunidad interesada, se compromete a poner el local y el equipamiento, de acuerdo a los estándares de las Librerías del Sur y a asignar y mantener los salarios de uno o dos libreros, según el tamaño y el horario establecido. La Fundación Librerías del Sur y la Distribuidora Nacional del Libro se comprometen a mantener un surtido permanente y actualizado de libros, publicaciones y discos, en un trabajo de cogestión bien establecido y organizado.
Este es un trabajo de equipo.
Difundir el libro y estimular la lectura, es una tarea de patria.
El pueblo es la cultura.
El Ministerio del Poder Popular para la Cultura somos todos.
El Gobierno Bolivariano es el gobierno de todos.
Si este llamado es atendido con interés, seriedad y compromiso revolucionario, en apenas unos cuantos meses, podemos alcanzar metas inimaginables y convertir a Librerías del Sur en una de las cadenas de librerías más grandes del mundo.
Pido también desde aquí a todos los gabinetes del Ministerio del Poder Popular para la Cultura en los 24 estados, para que difundan esta nota, visiten a las instituciones y comunidades y procuren la consolidación de los acuerdos que aquí se han descrito.
Patria, socialismo o muerte.
sábado, 15 de marzo de 2008
Fuente: http://www.ministeriodelacultura.gob.ve/index.php?option=com_content&task=view&id=3840&Itemid=90

jueves, 13 de marzo de 2008

¿Qué son las Direcciones Estadales de Cultura?

Con el propósito de desconcentrar la acción cultural, se crean en varios estados del país las Direcciones Estadales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, cuyo propósito es trasladar la toma de decisiones desde el Despacho de este ministerio hacia los ámbitos regionales, estadales y municipales, hasta llegar a las zonas más apartadas.
Dichas direcciones estadales están conformadas por representantes de todas las plataformas del ministerio de la Cultura (Cine y Medios Audiovisuales, Libro y la Lectura, Red Cultural Comunitaria, Patrimonio, Artes Escénicas y Musicales, Artes de la Imagen y el Espacio).
Además de los lineamientos estratégicos del gobierno central, las direcciones estadales de este ministerio permiten que cada región incluya políticas propias de cada estado.

Convenios de Cooperación Cultural.
El ministro del Poder Popular para la Cultura, Francisco Sesto, informó que los convenios de cooperación cultural serán manejados por las Direcciones Estadales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
"La parte operativa se la estamos entregando, en muy buena parte, a las direcciones estadales, tanto los convenios culturales de cooperación, como los programas de Cultura en Curso y los eventos internacionales", dijo el ministro.
El titular de la cultura señaló que "antes los convenios de cooperación se manejaban desde los distintos institutos y ahora los aportes al sector privado, que rondan los 60 millones de Bs.F, serán manejados por las direcciones estadales de los distintos estados, salvo los casos que corresponden a instituciones que reconocemos de carácter nacional".

Fuente: http://www.ministeriodelacultura.gob.ve/index.php?option=com_content&task=view&id=3825&Itemid=1

lunes, 3 de marzo de 2008

Los revolucionarios y las culebras



Escrito por el Ministro del Poder Popular para la Cultura, Arq° Francisco Sesto


No hablo de serpientes. Ya ustedes lo pueden suponer. Hablo de las culebras que, de pronto, por algún motivo, imaginario o real, surgen entre personas o grupos que de allí en adelante entran en una guerra de guerrillas individualizada e interminable. Resentimientos eternos, maledicencias, cuchillos verbales que van y vienen, ataques directos o por mampuesto, y una sed dialéctica de venganza que nunca se sacia. Odios eternos. O sea: culebras. ¿Quieren mi opinión? Ningún revolucionario, ningún bolivariano digno de ese nombre debería alentar, alimentar o mantener culebra alguna con otro u otros bolivarianos revolucionarios. ¡Es inaceptable! La culebra es con el imperio, con la oligarquía, con los sectores fascistas, con el adversario inclemente. Entre nosotros, las diferencias hay que dirimirlas en el debate organizado y en la práctica revolucionaria, que siempre debe basarse en una lealtad incondicional al proyecto común. Y los resentimientos personales hay que guardarlos en una gaveta secreta y luego botar la llave al mar. Estos son momentos de unidad. Quien contribuya al fraccionamiento de nuestras fuerzas lleva agua al molino de la contrarevolución. Y mal puede llamarse a sí mismo revolucionario. Constancia y más constancia. Paciencia con quien no piensa exactamente igual. Sabiduría para construir el trabajo de equipo. Contención en la forma de decir las cosas, para no perder en intensidad pero ganar en eficacia. Siempre con la honestidad intelectual por delante. Y teniendo en cuenta, sin perderlo de vista ni un instante, que estamos en una guerra sin cuartel. Nos jugamos la revolución o, por decirlo de otra manera, la vida misma de este pueblo, sus esperanzas, sus imprescindibles proyectos de cambio. Y el conjunto del pueblo es más importante que cada uno de nosotros. Para buenos entendedores, quiero reproducir (respetando la ortografía de la época) un pequeño fragmento del libro de Simón Rodríguez Defensa de Bolívar. Donde dice Bolívar, póngase a cualquiera de nuestros compañeros. Dónde dice Reyes, léase Departamento de Estado, oligarquía criolla, o similar. Y ¿quién sabe si las intrigas que se imputan a Bolívar, no son verdaderas intrigas de los Ajentes Secretos que los Reyes mantienen en América? ¿Quién sabe si, afectando liberalismo, no son ellos los que sujieren y propagan ideas desfavorables a los Hombres de la Revolución para hacerlos despreciar?... ¿los que irritan los ánimos, con acriminaciones, para hacer odiosos a los defensores de la Independencia? ¿Quién sabe, si del desconcepto de los sujetos, no pasan al de la causa, para desanimar, aburrir, desesperar, a los que conocen decididos a sostenerla? Repito yo: cuidado con la palabra, con las cuchilladas morales, con las culebras fraccionadoras. ¿Quién sabe si el enemigo no está detrás directamente o, en todo caso, frotándose las manos de placer con nuestras torpezas? Unidad, lealtad, honestidad intelectual: no hay otra fórmula.
Foto: ABN "el caracazo"
sábado, 16 de febrero de 2008


Fuente: http://www.ministeriodelacultura.gob.ve/index.php?option=com_content&task=view&id=3490&Itemid=90

La peligrosa quimera del anti poder

sábado, 01 de marzo de 2008
Cuentan que durante la Guerra Civil Española algunos anarquistas negándose a acatar directrices generales, decían: “¿De qué nos sirve ganar la guerra si perdemos la revolución?”. Como era de esperarse, perdieron la guerra y la revolución. Ahora, entre nosotros, resurgen actitudes parecidas. Ocurre que algunos sectores, felizmente pequeños, le dan vuelta a los
temas del anti poder, de la rebeldía y de la desobediencia. Intentan diferenciar en el momento actual, el poder constituyente del poder constituido. Según eso el poder constituyente serían las fuerzas libres del pueblo (¿con ellos como dirigentes, tal vez?). Mientras que el poder constituido sería el Gobierno bolivariano. ¡Eso es una falacia que no tiene nombre! Pues ¿qué otra cosa es el Gobierno bolivariano sino el poder constituyente en ejercicio? Aquí no hay diferencia entre gobierno y pueblo. Son y deben ser una sola fuerza indisoluble. No nos engañemos. Jugar a la anarquía es absolutamente repudiable en este momento. La utopía no se decreta, sino que se construye. Nos enfrentamos a enemigos muy poderosos. No tanto en el orden interno, cuya capacidad está notablemente minimizada, sino, sobre todo, a las estructuras imperiales: militares, financieras, económicas y mediáticas, que han demostrado a lo largo del siglo XX una voluntad implacable para destruir el sueño emancipador de los pueblos. Invaden países, derrocan gobiernos, cercan, bloquean, someten a los pueblos. Esas estructuras imperiales están allí, tratando de echar por tierra nuestra revolución. Es por eso que tenemos que actuar coherentemente, organizados como una sola fuerza, un solo cuerpo, con una estrategia asumida y compartida, y con un único liderazgo al frente. ¿Quiere decir eso que no se pueden confrontar ideas en el seno del proceso? No, no quiere decir eso. Tenemos que ser capaces de construir espacios para el debate organizado. ¿Quiere decir eso que no se aceptan iniciativas de personas o grupos? No, no quiere decir eso. Todo lo contrario. Pero esas iniciativas tienen que responder a unas líneas estratégicas comunes y confluir en ellas. Porque la unidad de propósitos y de acción es indispensable. Son tiempos de unidad. De mucha disciplina. Todo lo que contribuya a fragmentar y a debilitar la unidad del pueblo es no solo peligroso, sino que puede llegar a ser contrarevolucionario.
Fuente: http://www.ministeriodelacultura.gob.ve/index.php?option=com_content&task=view&id=3658&Itemid=90